Por puro placer

¿Cómo hablar de salud sexual con un rollo de una noche? (I)

Autora: Paula Segovia- Mediadora de Las Alamedillas, Servicio de salud sexual con pruebas rápidas de VIH y otras ITS en Centros de Salud de la Comunidad de Madrid.

Sales con tus amistades a una discoteca, te bebes unas copas, bailas y haciendo un repaso rápido de la sala cruzas miradas con una persona que te encanta. Le miras, te mira, le quitas la mirada, vuelves a mirar, le sonríes, te sonríe…

Te acercas a la barra a por otra copa, y mientras te la están sirviendo, miras a tu derecha y ¡pum! Ahí está, la persona con la que habías jugado a mirarte. Te sonríe y te dice “hola”. Empezáis a hablar: “¿Vienes mucho por aquí? ¿Con quién has venido?”. Y una cosa lleva a la otra, y acabáis despidiendo la noche yendo a su casa juntos.

Al día siguiente al llegar a tu casa tus amistades te escriben para saber cómo acabaste la fiesta. No sabes muy bien qué responder, has disfrutado mucho, pero hay algo que te inquieta: no usasteis preservativo. Todo fluía de forma natural, y ninguno de los dos decía nada sobre el tema. Cada vez era más tarde para mencionarlo, y pensaste: “se va a romper la magia”. Así que os dejasteis llevar por el momento.

¿Te suena esta historia? Las películas y las series nos han vendido el relato de los flechazos de una noche en los que todo fluye y se desarrolla con naturalidad. Pero las relaciones sexuales también dependen de cómo te sientes los días de después. Se podría decir que una buena noche es aquella en la que tanto antes, como durante, como después, sigues diciendo y sintiendo que la pasaste bien.

Hablar y comunicarse durante un encuentro, sea con quien sea, no corta el rollo. El rollo lo corta tener unas expectativas que no se cumplan, como puede ser las de tener un encuentro con preocupaciones posteriores como las de una infección de transmisión sexual (ITS).

No hablar sobre el uso de métodos barrera, muchas veces, lleva a no usarlos (sin haberlo consensuado realmente) y esto puede generar malestar. Primero, porque nuestras necesidades no se ven atendidas; se antepone el placer físico del momento a la tranquilidad. Segundo, porque implica unas responsabilidades posteriores, como ir a hacerse una prueba de ITS y no mantener relaciones sexuales sin preservativo en el tiempo de espera de confirmación del resultado. Y tercero, por la culpa que podemos sentir por no habernos hecho responsables o “fuertes” para mantener esa conversación.

El placer no es solo físico, el placer también es seguridad, tranquilidad, bienestar y satisfacción. Y estos placeres vienen en gran parte de la comunicación y de consensuar. ¿Qué hay más placentero que cumplir tus expectativas en un encuentro? Hablar de salud sexual no es solo sobre no tener enfermedades e infecciones, sino sobre bienestar.

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