Por puro placer

Las tradiciones también pueden ser violentas

Como mujer y como feminista, me da miedo y me preocupa lo que sucedió el otro día en el colegio mayor Elías Ahuja de Madrid. 

Blanca Andreu Ivorra . MIR Medicina Preventiva y Salud Pública
EQUIPO POR PURO PLACER

Ha habido voces que han defendido y banalizado esta actuación diciendo que no son más que rituales universitarios, tradiciones entre jóvenes, que no hay machismo ahí. A lo que yo digo: no, perdona, podrá ser una tradición que se repite año tras año, pero no deja de ser un comportamiento machista con el que habría que acabar. Esto no es más que una muestra de cómo a veces se normaliza la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, considero que el hecho de que este vídeo haya escandalizado a gran parte de la sociedad es un reflejo de cómo avanza el feminismo en nuestro país. Me parece positivo que muchas personas nos hayamos puesto de acuerdo en calificar esta actuación como intolerable.

Aunque no podamos negar el carácter machista del mensaje que transmitían estos jóvenes, que incluso podría verse como un acto de afirmación de la cultura de la violación, no deja de ser un reflejo de la sociedad y la cultura en la que vivimos. Pues, aunque la violencia sexual fuera de la pareja sea una realidad que sufre el 6,5% de las mujeres de 16 o más años de este país, la cosificación de la mujer y la violencia siguen interiorizadas en ciertos sectores de la población. Por ello, ha habido gente que ha salido en defensa de estos jóvenes con el argumento de que se trata de una tradición y negando el componente machista dado que las propias chicas a las que iban dirigidos los insultos han dicho no sentirse ofendidas. Pero ¿por qué que ellas justificaran a sus “compañeros” no es un argumento válido? Pues porque el machismo es un problema transversal de nuestra sociedad, y esto es un reflejo más. Que ellas no sean capaces de ver ahora lo que está mal en lo que ha ocurrido no le resta gravedad; al contrario.

Situaciones como esta ponen de manifiesto las consecuencias que la falta de educación sexual y afectiva tiene en nuestra sociedad. Y nos hacen ver la importancia que tiene que desde una formación igualitaria y feminista se luche para acabar con los estereotipos de género y se les ofrezca herramientas a los jóvenes para construir una sociedad más igualitaria en todos los aspectos, también en el afectivo-sexual.

Para terminar, me gustaría resaltar el acto de los estudiantes del IES Pérez de Guzmán que respondieron a esta polémica con otro vídeo al grito de “la violencia no es tradición y no tiene justificación”. Hay esperanza, el camino hacia una sociedad más igualitaria es posible.

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