Cómo se presentan las relaciones sociales y sexoafectivas en las series actuales? El ejemplo de Arcane
Lola Martos Morillo – Médica Interna Residente de Medicina Preventiva y Salud Pública
Los productos audiovisuales nos entretienen, emocionan y reflejan valores sociales. Cuando una película, videojuego, serie, etc. recibe muchos premios y a la vez gusta mucho a la gente, no solamente se debe a factores técnicos como la animación, la dirección o el guion, sino a que las ideas expuestas coinciden con la cultura en la que hemos crecido.
Por eso, interesa reflexionar sobre qué enfoque de la sexualidad, afectividad y roles de género aparecen en una serie exitosa como Arcane. Su interesante trama, personajes sólidamente construidos y sorprendente animación pueden estar reproduciendo ideas erróneas.
La primera temporada gira en torno al conflicto entre una ciudad rica (Piltover) y otra pobre (Zaun). Una de sus protagonistas, Vi, es una chica fuerte y tenaz que parece desafiar los estereotipos de género, pero… ¿De verdad resulta revolucionaria?
Al principio, Vi anhela un mundo mejor para su hermana pequeña, Powder. Sin embargo, conforme avanza la trama sus objetivos se reducen a restaurar la relación con dicha hermana y vengarse de su enemigo personal, Silco. Tampoco conseguirá nada de eso y su único logro será enamorarse de Caitlyn Kiramman. En contraste, el progreso tecnológico de ambas ciudades dependerá exclusivamente de hombres (los científicos Jayce, Víktor y Singed), y serán hombres los que tomen decisiones políticas y bélicas (Jayce como presidente del Consejo de Piltover y Silco como líder de Zaun). La lucha de Vi y la investigación policial de Caitlyn acabarán en un pobre ataque a una fábrica, mientras la negociación entre Silco y Jayce decide el destino de ambas ciudades. La relación entre ellas es íntima y privada, la de ellos se desarrolla en la esfera pública.
“El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban.” – Kate Millet
Aunque la serie intenta ser revolucionaria en representación lgtbi, la relación sexoafectiva más positiva es heterosexual: La de Mel y Jayce, que transcurre sin dramas ni alteración de sus proyectos vitales. Un vínculo que genera paz y armonía, comparándolo con el tenso affaire entre Caitlyn y Vi (la propia Vi dirá que son “aceite y agua”).
Es verdad que este romance lésbico se escapa de algunos estereotipos: No salen infantilizadas ni hipersexualizadas y eso se agradece. Pero al evolucionar la historia de amor, las dos perderán sus metas. Una representación ltgbi-friendly que oculta un tremendo desempoderamiento femenino… Y algo más.
Vi pasa siete años odiando a Silco, culpándole de la muerte de su familia adoptiva y de haber secuestrado a su hermana. Pero nunca se enfrentará directamente a él, sino que descargará su rabia en… ¡Otra mujer! La principal secuaz de Silco: Sevika.
Hay más diferencias afectivas entre hombres y mujeres en Arcane. Los padres son comprensivos y cariñosos (Vander, el sr. Kiramman… Hasta Silco, que amenaza y manda asesinar a los hijos de otros, sobresale en la crianza) y las madres son frías y autoritarias (la sra. Kiramman y Ambessa Medarda).
Sevika y Ambessa son los únicos personajes que consumen prostitución y cuyo rostro conocemos. En el burdel de Zaun aparece un personaje masculino muy secundario llamado Pim, enmascarado. Esa máscara representa que al consumidor hombre se le protege, mientras que una mujer que haga lo mismo quedará expuesta – en la vida real y en la ficción -.
En conclusión, sin dejar de disfrutar de ninguna serie (y menos de ésta, que es una obra de arte por muchas razones), conviene tener los ojos abiertos para seguir avanzando hacia el horizonte de un feminismo interseccional, inclusivo y con derechos LTBIQ+.